El Ayuntamiento inicia una campaña informativa y de concienciación para evitar las colillas en las playas, el objetivo es reducir este tipo de residuos porque es uno de los más difíciles de tratar y de los más perjudiciales para el medio ambiente.

 

La campaña se concreta en la difusión en redes sociales y en los accesos a las playas de diversas infografías que con el lema "La playa no es un cenicero" explican las consecuencias de verter colillas en las playas detallando que cada colilla puede llegar a contaminar entre 8 y 10 litros de agua marítima o que las colillas son la principal fuente de desecho encontrado en los océanos por encima de botellas o envoltorios plásticos.

 

La iniciativa se completa con la distribución de ceniceros reutilizables que podrán encontrarse en los puntos de información turística situados en las playas de Arenal-Bol y la Fossa y en la oficina de turismo de Las Salinas.

 

El concejal de Medio Ambiente, Pere Moll, ha señalado "desde la Concejalía de Medio Ambiente se va a incidir mucho este verano en la educación medioambiental que es una de los factores para la consecución de la bandera azul, empezamos concienciando sobre el problemas de las colillas en las playas pero continuaremos con otras campañas referentes a la posidonia y la gestión de los residuos".

 

Cada minuto, 8 millones de colillas acaban en la naturaleza desprendiendo más de 7.000 sustancias tóxicas, según una investigación de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Las colillas están hechas de acetato de celulosa, un componente derivado del petróleo, es decir materiales plásticos no biodegradables.

 


 

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